lunes, 23 de febrero de 2009

Iguales en Dios


En vuestra realidad, manejáis conceptos polarizados. El diseño de la realitividad exige puntos de referencia, elementos contradictorios entre sí, lo que os permite a vosotros situaros respecto a todo lo demás, elegir diferentes opciones y, lo que es más relevante, definiros a vosotros mismos. Vuestro paso por el mundo, por todos los mundos, es una experiencia enmarcada en un juego de contrarios, que os lleva a percibir el arriba y el abajo, lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo. Y el juego parece tan real que os lleva a creer que tales cosas existen, cuando sólo son conceptos con que vuestra mente cataloga los sucesos que experimentáis para que vosotros toméis partido y manifestéis, ante vosotros mismos y ante los demás, Quienes Sois.

Vuestra realidad no es más que un reflejo de quienes creéis que sois. Como individuos, os consideráis mayormente islas, como ya os he comentado, seres separados y afanados en sobrevivir, a cualquier precio, en un mundo difícil, donde apenas os queda tiempo para pensar en ser nada más que supervivientes. Como especie, os consideráis el cúlmen de la evolución, el mono más listo de la clase que se hace llamar homo sapiens, con derecho a depredar el planeta a su antojo, a llevar al resto de las especies al borde de la extinción y a esclavizar a la mayoría de sus congéneres bajo la fórmula de estados que os ofrecen una presunta seguridad y toman decisiones por vosotros, mientras os dedicáis a intentar no morir de hambre y a engordarles a ellos las carteras.

Lo que pensáis de vosotros mismos como individuos y como grupo es el resultado de la polaridad del espacio-tiempo del que os hablaba al principio, de esa necesidad mental de categorizar todo como una cosa o su contraria. De hecho, el lenguaje que utilizáis obedece a ese maniqueísmo inherente a vuestra formar de mirarlo todo, de juzgarlo como bueno o como malo. Así, en vuestra boca _y en vuestra mente_ todo se basa en la exclusión y se expresa con "sí" o "no", "más" o "menos", "verdadero" o "falso", "azúcar" o "sal", "yo" o "los otros"... Tales son las expresiones de vuestra voluntad y con ellas creáis el mundo a su imagen, un mundo de buenos y malos, de ricos y pobres, de héroes y villanos, de privilegiados y de parias, de honrados y delincuentes, de moros y cristianos, de judíos y palestinos, de amos y esclavos. Vuestro pensamiento parte del mito de que no existe la igualdad. Decís perseguirla, eso sí, pero, como ignoráis el poder de vuestra palabra, no os dais cuentas de que se os cumple: la perseguís, aunque no la alcanzáis. Así creáis _y vuestro lenguaje así lo recoge_ ciudadanos de primera y de segunda, contrarios y enfrentados, que libran las batallas de su supervivencia en primeros, segundos y terceros mundos.

Esos conceptos no son la Verdad, son proyecciones mentales que os facilitan definiros a vosotros mismos cada vez que tomáis una decisión que créeis buena frente a otra mala. Son conceptos útiles a tal efecto, el de autodefiniros y de autoexperimentaros. La Verdad es que los contrarios no son excluyentes, sino complementarios, necesarios como señales, como referencias orientativas en vuestro viaje por la vida. Lo que da sentido a vuestra historia no es la lucha de contrarios _sólo aparente_, sino la síntesis de los mismos. Lo que vuestra mente, porque así os lo han enseñado desde la noche de los tiempos_ cree que son extremos irreconcialiables vuestra alma sabe que son dos caras de lo mismo. El alma recuerda que Todo es Dios y que Todos Sois iguales en Dios.

El alma sabe que dos cosas opuestas son posibles al mismo tiempo.

El alma utiliza los contrarios como un juego para experimentar su grandeza.

El alma sabe que Ella es la síntesis de Todo.

Que Todo Soy Yo.

Y que, en Mí, la igualdad no es jamás meta, sino principio.

El que tenga oídos que oiga.


sábado, 21 de febrero de 2009

Universos que se creen islas


El mundo que habéis construido es producto del poder creador de cada uno de vosotros, expresado en la conciencia colectiva; es la resultante de vuestra forma conjunta de pensar la realidad. Y vuestra conciencia colectiva tiene, como piedra angular, la creencia errónea de la separación, de que sois individuos desconectados de los demás. Sin embargo, he de deciros que no existe esa distancia que creéis ver, que no hay un "tú" o un "él", ni un "vosotros" o un "ellos"... Lo único real _precisamente de lo que nos os dais cuenta_ es que no hay nada más que un "Yo" y un "Nosotros", un Uno en Todo y un Todo en cada Uno.


La distancia ilusoria es la muerte de la empatía. Así, dado que no sois conscientes de la no separación entre vosotros, de que la distancia es sólo ilusoria, os mostráis incapaces de sentir la alegría de los demás como vuestra y, lo que es peor, el dolor de los demás como propio. Por eso permitís, sin pestañear, hambrunas y guerras, miseria y sufrimiento, amparándoos en la falacia de la separación, en el mito de que sois islas en lugar de universos. Por eso habéis permitido, a lo largo de vuestra historia, genocidios y toda suerte de atrocidades, achacándoselas a la responsabilidad de uno de varios de vosotros cuando lo que realmente ha cucedido es que todos, sin excepción, habéis sido cómplices _por haberla consentido_ de la más aberrante barbarie.

Os mostráis indiferentes ante lo que le sucede al vecino, porque ya no recordaís que el vecino sois cada uno de vosotros. ¿Y que decir de aquellos que os quedan geográficamente lejos o que pertenecen a culturas, en lo formal, muy diferentes de la vuestra? ¿Que en el Congo están muriendo por millones? ¿Que en muchos lugares todavía se pisotean los derechos humanos? ¿Que vuestro consumismo voraz ha roto el equilibrio natural y está devorando el planeta? ¿A quién le importa? Percibís que eso no es asunto vuestro, porque sucede siempre en otro lugar, a otras personas. Y ellos son _a fin de cuentas_ nada más que los otros...

Paradójicamente, os convertís en uno a la hora de seguir modas y tendencias, clones aborregados de directrices que os marcan, con fines lucrativos, los que tienen la sartén económica por el mango; seguís sin dudar a líderes políticos que han convertido la mentira repetida en verdad; y os dejáis pastorear por poderes religiosos, cuyo principal credo nada tiene que ver Conmigo y sí con el de su propia subsistencia. Os hacéis uno a la hora de deponer vuestra voluntad, de lavaros las manos y de dejar que otros _en teoría mejores, más sabios, más fuertes, más aptos..._ decidan en vuestro nombre. Delegáis vuestro poder personal en manos de otros, que supuestamente buscan el bien general, es decir, el de sus cuentas corrientes.

No comprendeís, hijos míos, que todo, absolutamente todo, está interconectado, relacionado de forma sutil y perfecta, de manera que el más pequeño pensamiento, la más callada palabra o el menor acto de cualquiera de vosotros repercute en todo lo demás, en la Creación entera. La mayoría habéis echado a Dios y a los demás de vuestras vidas, las habéis vaciado de su más auténtico contenido, sustituyendo la Verdad de que somos una Comunidad de Amor en evolución, por el individualismo más exacerbado y la soledad extrema.

Habéis olvidado que cada cosa que hacéis a otro, a vosotros mismo os la hacéis, a Mí Mismo me la hacéis. Cuando despertéis, habrá de llegar un día en el que seais conscientes de que "fuera" no existe, de que "lejos" es continuidad entre unas almas y otras, de que "los otros" son, contra toda apariencia, más de lo Mismo. Ese día empieza hoy. El día en que muere la separación y la distancia.

El día glorioso en que nace la conciencia de nuestra sagrada hermandad.

Porque Todo es cosa vuestra y Todo es cosa Mía.

Porque hay un mundo en una gota de agua.

Porque hay un Universo en cada uno de vosotros.

Porque el más insignificante de vuestros gestos tiene su eco en la Eternidad.

viernes, 20 de febrero de 2009

En un baile de máscaras


A menudo os sentís perdidos, porque habéis olvidado la senda del Amor, la que lleva a Vosostros Mismos. Vagáis dormidos por la vida, ausentes de vuestra auténtica identad, a la que habéis suplantado por la imagen falsa que os devuelve el espejo de los otros. Sin saberlo, estáis siempre de carnaval, jugando a ser otro, tratando de responder a expectativas que vuestra familia, vuestros amigos y vuestra sociedad han grabado a fuego en vuestro inconsciente desde que nacéis. Sois la resultante de un montón de juicios y de perjuicios. Sois actores de una función que no recuerda que lo es. Y representáis papeles que poco o nada tienen que ver con lo que vosotros deseáis realmente.

Vosotros, que habéis sido concebidos como seres armónicamente tripartitos _un alma para amar, una mente para crear, un cuerpo para experimentar_, os habéis quedado cojos, reducidos a individuos duales, apenas cuerpo y mente. Os habéis dejado el alma en un recodo del camino, porque sencillamentes, desde la cuna nadie ha prestado atención a esa parte de vosotros. Os han amado de forma bienintencionada, pero errónea, pues os han llenado la cabeza de ideas absurdas acerca de lo que debíais ser _los mejores en todo, a poder ser, como ya os he indicado..._ y casi ninguno os ha amado por lo que sencillamente Sois: Amor que busca Amor.

No es extraño, en consecuencia, que tras esa mutilazión, tras ese duro aprendizaje al que ha sido sometido vuestra mente, os hayáis olvidado de que Sois Lo que Sois y no lo que otros os dicen que debéis ser. Con tales mimbres, habéis todos construido un yo a la medida de las exigencias de los demás, una proyección que por eso mismo está siempre fuera de Vosotros Mismos, desdoblándoos artificialmente, situándoos donde no estáis: en los ojos de aquellos que os miran. De ahí que hayáis aprendido a querer a esa imagen, a confundirla con vuestra verdadera identidad, a hacerla vuestra sin serlo. Y ese baile de máscaras os ha llevado al individualismo feroz, carente de sentido por lo que tiene de soledad extrema y de olvido de que no sois uno, sino Uno; de que no sois imagen, sino el espejo en el que están llamados a reconocerse Todos los demás.

Tal es la herencia que os han dejado las generaciones anteriores, ciegas todas ellas a vuestra esencia divina, incapaces de mirar con los ojos del alma, tanto que donde Yo puse la vida como un juego para ángeles, os han enseñado a ver un campo de batalla, en el que debéis elegir entre ser lobos o corderos. Esa imagen denigrada de Lo Que Sois, ese mito de que vivir es una pelea entre buenos y malos, os ha convertido en Narcisos enamorados de su imagen en una charca, pero os ha cerrado las puertas a la experiencia más importante de esta vida: la de amaros a Vosotros Mismos.

Sólo así, siendo conscientes del enorme valor que atesoráis en el interior, en vuestra alma, podréis amar en plenitud a los demás.

Sí, ya sé que lo que digo es radicalmente contrario a lo que se os suele enseñar.

Por supuesto, no tenéis porque hacerMe caso.

Pero si queréis desenmascarar a Narciso, acabar con el carnaval, pensadlo de esta manera:

Amar no tiene tanto que ver con apreciar lo que en otros veis, cuanto con ver en vosotros lo digno de ser apreciado. Desde esa autoconciencia, Amar adquiere todo su sentido y se convierte en la entrega gozosa de lo mejor de cada uno. Amar es, lisa y llanamente, Dar.

¿Cómo puede Amar a otro el que no se Ama?

¿Qué está Dando a los demás aquél que no reconoce el valor de lo que Da?

miércoles, 18 de febrero de 2009

La energía alternativa


Imaginad, por un momento, que otro mundo es posible, un mundo al revés del vuestro, donde el único poder sea el de Amar y la única riqueza, el compartirla. Imaginad un mundo, en el que los mercados de compra y venta ha sido sustituidos por redes de distribución solidaria de los bienes y los recursos; en el que las entidades financieras se han convertido en bancos de alimentos para todos, y en el que la industria basada en energías contaminantes ha dado paso a la producción masiva de energía alternativa y limpia, el Amor Infinito, en los altos hornos de cada alma humana.

Imaginad una Tierra sin divisiones artificiales, una Tierra sin pateras ni alambradas, una nación única por la que circulan libremente las almas sin otro propósito que enriquecerse las unas a las otras con la extraordinaria experiencia de un proyecto común de evolución espiritual, de regreso a la Fuente, de vuelta a Mí, a través de la experiencia humana. Imaginad una Tierra, sin humos y sin malos humos, sin multinacionales y sin guerras porque el poder y los recursos son de todos y al fin de nadie, por lo que carecería de sentido _e iría contra vuestra evolución natural_ luchar para obtener aquello que otros libremente dan.

Imaginad un lugar donde el pago por los servicios voluntariamente prestados a la comunidad, cada uno en función de sus habilidades y preferencias, son retribuidos por el enorme placer de sentirse ricos enriqueciendo a los demás, haciendo sus vidas más hermosas. Imaginad un lugar en el que cada uno ha comprendido _en su corazón antes que en su cabeza_ que todo el bien hecho a otros es, en realidad, un bien hecho a uno mismo. Imaginad un lugar, donde todos han recordado que son Uno en Mí y saben, al recordar que son Dios, que la felicidad no es meta sino principio y camino, y que el sentido de la vida es vivir esa Verdad con plenitud y llevar esa buena nueva a todos los seres de cualquier universo, a los confines de la Creación.

Imaginaos a vosotros mismos, por un momento, en ese mundo, donde la paz, la libertad, la fraternidad universal, la alegría sin límite no son una utopía _porque habéis recordado que nunca han estado fuera, siempre lejos de vuestro alcance, en esa proyección eternamente escurridiza que llamáis futuro_ , sino la realidad sentida, expresada y materializada desde vuestra Fuerza Interior: Yo Mismo, para serviros.

Si lo que os propongo responde a los deseos más íntimos de vuestra alma, ponedlo todo del revés, despojaos de lo que creéis que es la realidad, el mundo que habéis creado desde mis antípodas, y acostumbrad vuestra mente a imaginar el mundo que hoy os he descrito. Id al Origen. Pensadlo todo de nuevo.

No es un sueño.

Solamente Es.

Pájaros


Soy consciente, hijos míos, de que me repito como los loros, pero vuelvo a insistir en que no Estoy aquí para juzgaros, sino para señalaros y haceros evidentes las contradicciones en que habitualmente incurrís. No esperéis de mí ningún castigo, pues carece de sentido que Yo castigue a quienes he hecho a mi imagen, libres para decidir cualquier camino a seguir. Tampoco esperéis otra recompensa que el placer ilimitado de amar. No se trata de acusaros de hacer bien o mal las cosas. Se trata, más bien, de dejar patente que, como especie, no camináis en la dirección que decís seguir.


Las siguientes son solamente algunas de esas contradicciones:


Si decís que perseguís la evolución como especie, basándola principalmente en lo científico y en lo tecnológico, conseguiréis únicamente progreso material. Así planteada, vuestra tentativa conduce a una involución, porque se deja atrás lo que os es más propio, lo espiritual.


Si decís buscar la verdad y permitís que la mayoría de vosotros haga del ocultamiento y de la mentira un arte para obtener el poder y someter a todos los demás, os convertís en mentirosos.


Si decís pretender la igualdad y, pese a ellos, obtenéis un mundo donde la diferencia entre ricos y pobres, entre favorecidos y excluidos, es cada vez mayor, estaréis en realidad creando una sociedad clasista e injusta.


Si decís anhelar la paz y basáis la mayoría de vuestros comportamientos, a nivel personal y social, en el concepto de lucha, de competencia, por ser los mejores en cualquier campo, estaréis haciendo la guerra y no el Amor.


Si decís perseguir el bien y vuestra moral descansa sobre una visión maniquea del mundo, dividido en buenos y malos, os convertiréis en jueces y verdugos, pero no en seres espiritualmente avanzados.


Si decís amar y esperáis obtener reciprocidad y compensación por vuestrosactos amorosos, os habréis convertido en mercaderes, pero no estaréis expresando verdadero Amor.


Si decís ser tolerantes y, sin embargo, juzgáis, rechazáis y margináis a quienes se muestran diferentes, os habréis olvidado de que la vida es esencialmente variedad, eterna repetición de lo distinto; os habréis olvidado de que a Mí se llega por infinito caminos y no hay ninguno mejor o peor que los demás.


Si decís vivir y lo hacéis acompañados del miedo, os pasaréis la vida reaccionando ante enemigos y peligros imaginarios, existentes solamente en vuestra mente, pero habréis renunciado a la alegría de transitar por la vida como peregrinos de la risa, como mensajeros de la verdad y como ejemplos de Dios Vivo.


¿Os dais cuenta?


¿Seréis, por fin, coherentes?


¿Cambiaréis ahora de rumbo?


¿Dejaréis de auto-engañaros?


Vosotros decidís. Como siempre. Sois cielo hecho carne y aunque os creáis mamíferos con los pies en el suelo, sois en Verdad pájaros.


Es vuestra hora.


Es hora de volar.


Aleluya.


miércoles, 11 de febrero de 2009

Reos del miedo


Vivís _es un decir_ atrapados en el cuarto de los espejos de vuestro yo, hecho a la imagen de lo que otros os han dicho y tratando a toda costa de proyectar imágenes, correctas en base al criterio social, cambiante según la época, imágenes que nada tienen que ver, en el fondo, con vosotros mismos. Vivís atrincherados en casas, parapetados tras un montón de bienes, cachivaches condenados a ser polvo, que os tienen literalmente poseídos.

La mayor parte vivís encerrados en ataúdes que hacéis pasar por ciudades, apilados los unos sobre los otros, asfixiados, eternamente corriendo, tan cerca y sin embargo tan lejos, reos de las prisas, enfermos de angustia, autómatas que repiten cada día una secuencia predecible de actos mecánicos, fríos, tristes. Vivís en campos de concentración que consideráis países, que han cambiado las metralletas por banderas, las alambradas por fronteras, líneas imaginarias que separan en la Tierra lo que Dios sueña con ver unido.


Vivís aislados y esclavos de vuestro "yo", construcción mental y artificio social que os aleja de la verdad de vuestra alma, de Mí, del Yo entendido como Todos. Vivís restringidos a un país, amordazados por una bandera, atados por la diferencia, incapaces de ver más allá, de comprender que no hay más que Uno de vosotros, de Nosotros, bajo el sol.

En efecto, Yo, a través vuestro, Soy Uno y Soy Múltiple. Todos iguales en el fondo, todos distintos en la forma. Cada uno de vosotros sois Yo manifestado de una manera única e irrepetible, extraordinaria. Sois Yo revelado. Sois Yo experimentado, experimentándoMe.
No comprender esto os arroja en brazos del miedo. El miedo os hace ver las cosas como no son. Hace que parezca real lo que no lo es. Os hace percibir la diferencia aparente y la distancia que no existe. Cierra vuestros ojos a los que Nos es común. Niega lo que somos. Os niega. Me niega. El miedo no es más que la resultante de un olvido, del olvido de vuestra condición divina, hijos míos, de vuestra condición de luz.

Ésa ignorancia respecto a vosotros mismo es el infierno en la Tierra, el único infierno que existe, el que no comprende que entre vosotros no hay vacío posible, sino infinita prolongación de lo mismo.
Es la paradoja divina, unidad y multiplicidad coexistiendo: en vuestro mundo, como en otros, hay muchas almas en una sola Alma. El miedo es la antítesis necesaria del Amor. Su antípoda y su contrapunto. El lugar al que viajáis voluntariamente _literalmente una bajada a los infiernos_ para poder experimentar vuestra condición de luz haciéndoos, transitoriamente, vasallos de las sombras.

Y el miedo os empuja a querer detener, en vano, el movimiento de la Creación, a tratar de tenerlo todo bajo control, a encerraros en imágenes, a emparedaros en casas y en intereses mezquinos, a atrincheraros en países.

Por eso habéis convertido a los gobiernos en garantes de vuestra seguridad ficticia, en antídotos contra el miedo. Todo ha sido en vano, ya lo veis. Habéis cambiado libertad por falsa seguridad, la hermandad de alma por familias de sangre, Amor verdadero por matrimonios de conveniencia, contratos para el intercambio y no elección libre de dar.

Habéis buscado garantías para todo, pero no las hay. No como vosotros las entendéis. No hay contrato humano que pueda obligar a ninguna alma a no ser libre. Al contrario, dejar las almas libres es abandonarse a la certeza de que no son necesarios los pactos, las divisiones, las fronteras, ya que el Amor no admite restricciones. Los contratos, el poder, las promesas son medidas de control que emanan del miedo. Parten de la creencia de que el otro es peor, es malo, es diferente, y puede por ello engañaros, incumplir, romper los pactos, haceros daños. El miedo hace que os olvidéis de que el otro es igual. De que Es Dios.

Y
Dios no puede engañarse a Sí Mismo.

No tengáis miedo.

martes, 10 de febrero de 2009

Einstein tenía razón


Un dicho vuestro asegura que la diosa fortuna es caprichosa. Y Yo os digo que la suerte no existe más que como consuelo de mi ausencia, que todo tiene sentido, una causa, una razón de ser. Vuestro científicos lo saben y apelan siempre a causas comprobables para explicarlo todo, hasta que se topan de bruces con las Causa Esencial, la Primera, y entonces se les resquebraja el método científico y apelan, para explicar el principio de las cosas, no a la causalidad, sino a la casualidad, su prima hermana invisible, que no puede demostrarse, la muy metafísica, tal y como ocurre Conmigo.

La casualidad, lo aleatorio, la suerte, el azar, la fortuna no son nada más que palabras que delatan desconocimiento y, en consecuencia, no explican nada, no son causa de nada. Einstein tenía razón: Yo no juego a los dados con el Universo. Y no porque no me plazca el juego, que me encanta, ya que he dispuesto que todo en la vida sea juego, alegría de vivir, oportunidad única de que cada uno de vosotros pueda expresar a los demás la mejor versión de sí mismo, de Mí, que sea capaz de recordar. Y ese juego eterno, en el que vosotros camináis por la ilusión del tiempo en busca de Mis pasos perdidos, en busca de vuestra ilimitada capacidad de amar y de crear mundos infinitamente hermosos, está cargado de sentido, tiene una causa, que es primera y es última: sentir y experimentar la belleza indescpritible del juego, de la vida que os he dado.

Claro que mi causa palidece, por lo pura, por lo inocente, por lo que tiene de niño, antes las causas esgrimidas por los poderosos de vuestro mundo, a los que se les llena la boca de principios sobre el papel nobilísimos y que a todos prometen una calidad de vida, que únicamente alcanzan ellos mismos y aquellos que los adulan y los adoran. El resto, sobre cuyo sudor y cuyas lágrimas edifican vuestros ejemplares más dotados su dominio, son llamados a vivir con minúsculas y a duras penas, a ocupar los lugares más esforzados y menos dignos de la manada, a cambio de los mendrugos que garantizan, mientras sean productivos y dóciles, su mera subsitencia. Y muchas veces, ni siquiera eso.

Vuestros políticos, y salvando las distancias _perdónenme si alguno se siente ofendido, que Yo no Estoy aquí para juzgar u ofender a nadie, sino para señalar vuestras íntimas contradicciones_, son hijos también del método científico, ya que a la hora de explicar los logros, encuentran rápidamente su causa en ellos mismos, pero cuando se trata de encontrar el origen de esa crisis _de conciencia, más que económica, como ya os he señalado..._ que actualmente sacude vuestro mundo, acuden raudos a los conceptos metafísicos y culpan a los PIB, a los TAE o a los IPC de haber abierto la caja de Pandora de las desigualdades sobre las que se basa vuestra civilización presuntamente avanzada. ¡Y se quedan tan anchos!

Por ese camino, hijos míos, os aseguro que no vais a llegar jamás a un mundo mejor, más solidario, más hermanado, más divino. Ni por casualidad.

No obstante, hoy vengo a vosotros para traeros esperanza. Nada está perdido todavía. Declaro ante vosotros que la alegría es el sentido último del juego de la vida y os propongo, contra toda lógica, que juguéis a ser Amor. Aún a sabiendas de que, contemplada desde una perspectiva científica, mi indemostrable propuesta os parecerá una causa perdida.

Y todo, porque no me veis.

¡Qué gran paradoja!

No me veis y sin embargo, a cualquier lugar que miréis, Estoy.


lunes, 9 de febrero de 2009

La verdad está ahí dentro


¿Qué estáis buscando? ¿Por qué os pasáis la vida persiguiendo sombras? La verdad no está ahí fuera, como habéis pensado tantas veces. Lo único que hallaréis fuera es la ilusión de una realidad cambiante, cuya comprensión última siempre se os escapará de las manos, sencillamente porque siempre se está moviendo. Para llegar a la verdad hay que aquietar el alma, salirse del sueño de creerse despiertos, cerrar los ojos de la mente y regresar al origen de Todo, a la Fuente primordial. Y el camino que lleva a Ella es interior.

Yo Soy vuestra Verdad primera y última, vuestra sabiduría profunda. Y a Mí, hijos míos, no se llega por la razón, sino por la memoria, el recuerdo de que Sois Yo sin daros cuenta. Lo demás, son senderos del conocimiento, útiles sin duda para manejaros en el espacio y en el tiempo, pero ineficaces a la hora de alcanzarMe, de alcanzar la Luz. Cuando buscáis fuera os perdéis por dentro. Perseguís en vano certezas que os llevan a la "verdad" de que no Existo y, lo que es peor, de que vosotros no sois más que hojas secas, destinadas a ser barridas por el viento de la muerte.

La verdad no está sujeta a ninguna ecuación o fórmula. No cabe su sencillez en los números. Su esencia no puede ser descifrada en los laboratorios. Y, por supuesto, excede, con mucho, las pretensiones de comprenderla de la mente. La verdad es libre como el viento. Podréis sentirla, pero jamás encerrarla en un teorema. En Mí, dos y dos son infinito. Y el infinito, mal que os pese, no se puede explicar desde el mundo de lo relativo. Hay que salir de él, entender que nada hay que buscar fuera, y entrar en los alambiques del alma, de la alquimia divina, donde el Amor revela el misterio de su infinitud, multiplicada por la eternidad.

No podéis comprenderMe y por ese motivo, muchos no creéis en Mí. A vosotros, ateos, hijos míos, os doy las gracias, pues sin vosotros el sentido de la vida no sería completo. Vosotro sois el mejor exponente de que la vida es el viaje del olvido de Dios, de la amnesia profunda, hacia todo aquello que parece ser lo contrario de Lo Que Yo Soy _que nadie se inquiete, sólo es un espejismo que semeja muy real..._, para de ese modo descubrir en la experiencia que todos los caminos conducen a Mí Mismo, ya que, vosotros sabéis, sin necesidad de razonarlo, que sólo sois de verdad cuando amáis. Ésa es toda la sabiduría. Todo lo demás es irrelevante.

Yo no quiero que dependáis de Mí. No necesito nada. No necesito que me citéis, que me alabéis, y mucho menos que os humilléis ante Mí. Llegará el día en que todos recordéis que sois Dios y que no me necesitáis, porque el Amor que no une no es dependencia, sino absoluta y gozosa libertad.

Sin embargo, el recuerdo de ese día no llegará hasta que cese esa búsqueda loca de cosas que, según pensáis, están fuera de vosotros, llamense la verdad, la felicidad o lo que sea que decís buscar. Insisto una vez más: no hay nada ahí fuera. Nada que no esté dentro de vosotros, al alcance de vuestra alma, a mano de vuestro corazón.

Cuando vuestra mente comprenda que no es su misión buscar la verdad fuera, sino recordarla, habréis dado un paso de gigante hacia la maestría, hacia Mí, hacia la Gran Verdad. Lo paradójico es que habéis invertido el orden de las cosas y os obstináis en ver para creer.

Es justo al revés. Hay que creer para ver. Hay que amar para saber. Hay que regresar para llegar.

Pensadlo un poco, mientras Yo os espero dentro, donde calla el mundo y encontráis, aleluya, en el silencio más hermoso Mi Voz.

Vuestra Voz.

viernes, 6 de febrero de 2009

En nombre de Eluana


Lo que quiero compartir con vosotros hoy no es ningún juicio. Tal posibilidad no cabe en Dios. Los juicios son cosas de los hombres, que se creen con derecho a declarar culpables a otros, olvidándose de que aquéllos a los que juzgan son ellos mismos, eligiendo una opción diferente. El bien y el mal son categorizaciones humanas, sujetas al cambio histórico, adscritas a la opinión de cada época. Dios es Amor y el Amor no juzga. Ama. Y sobre todo, ama la libertad por encima de todo. Dios no es juez, como muchos han tratado de enseñaros. Es compasión. Es misericordia. El pecado ha sido y es un instrumento de dominio en manos de quienes han usurpado Mi nombre, de quienes han secuestrado Mi voz, declaránsose portavoces exlusivos de Mis palabras.

En vuestro mundo, aquéllos a los que permitís pensar por vosotros han elevado la hipocresía a la categoría de verdad absoluta y han disfrazado a la doble moral con ropajes de ley divina. Un buen ejemplo de ello es la gran escandalera que, en estos días oscuros, se ha montado en torno al derecho a una muerte digna de Eluana, que tras casi dos décadas en coma, postrada en una cama de hospital, testigo mudo de la ignorancia humana, va a poder, por fin, dejar atrás su inservible cuerpo de oruga para convertirse en una magnífica mariposa.

Ha sido generosa decisión de su alma experimentar el coma como oportunidad excepcional, para todos vosotros, de reflexionar entorno al hecho tan natural, y al tiempo tan temido, de la muerte. Morir para ella _y para todos_ es vivir. Ése es el hermosísimo recuerdo que su alma ha venido a regalaros. La muerte no es más que tránsito, un paso más en el camino infinito de la vida, una metamorfosis bellísima hacia la luz, un simple cambio de forma hacia estados de mayor conciencia de vuestra condición de Dios. Eluana es la mensajera de tan buena nueva. No la víctima que muchos de vosotros veis en ella.

Los que se oponen a la muerte de su cuerpo creen que el hombre tiene poder para matar la vida y eso, hijos míos, es sencillamente una falacia. Podeis destrozar un cuerpo. Pero la vida no empieza ni acaba. Es luz. Es energía. Y la energía, como vuestros propios científicos aseguran, no desaparece nunca, sino que se transforma. Sois peregrinos de la vida. El alma es ave de paso en el mundo de la materia. Confundirla con ella es perderse la grandeza del viaje.

Eluana os lo ha dicho en silencio: No sois polvo que vuelve al polvo. Sois ella. Sois magia.


Eluana ha denunciado, sin necesidad de abrir la boca, una vez la gran hipocresía del mundo, que se rasga las vestiduras en cuanto oye hablar de eutanasia y se apresura a promulgar leyes que sojuzguen la inalienable libertad de las almas que deciden seguir viviendo bajo otra forma, pero se calla como muerto y mira para otro lado ante formas de morir asistidas _lentas, pero igual de eficaces_ como el alcohol, el tabaco, las drogas, las comidas adulteradas y toda suerte de venenos emitidos al aire por las fábricas y por la máquinas.

El mundo pone el grito en el cielo ante la posibilidad de dejar de alimentar el cascarón de Eluana, se erige en juez, y sin embargo calla, hasta límites vergonzosos, ante el genocidio de las hambrunas crónicas y de las guerras, esa otra forma de pena de muerte, esa otra forma de eutanasia.

Eluana ha desenmascarado al mundo sin necesidad de juzgarlo.

Su vida está plena de sentido.

Su muerte aparente es, para quien lo sepa ver, el mayor regalo.


Creadores de mundos


Os vengo diciendo, hijos míos, con machacona insistencia, que, si de verdad queréis un mundo mejor, debéis cambiar vuestra vieja forma de mirar las cosas, vuestra arcaica forma de pensar. Tanta reiteración por Mi parte obedece a dos cuestiones fundamentales. La primera es que el cambio es la esencia misma de la Creación, todo está en eterno movimiento y, por ende, vuestra propia naturaleza. La segunda es que el motor del cambio sois vosotros mismos, a quienes he dotado de conciencia, de pensamiento y cada pensamiento _tenedlo muy presente_ es, como en Mi caso, creador.

Vosotros, a mi imagen, sois Uno y Trino: alma, mente y cuerpo o, lo que es lo mismo, pensamiento, palabra y obra. Los íntimos deseos de vuestras almas , los sentimientos, son cifrados _en lo que a vuestro mundo se refiere_ en ideas, que traducidas a palabras tienen la capacidad intrínseca de materializarse en actos, completando así un ciclo creador que, unido al hecho de que sois expresión pura de libertad, os faculta para que se haga vuestra voluntad. Siempre. Sin excepciones. El azar no tiene nada que ver en los procesos del Universo o de la vida, y mucho menos en vuestra historia como especie. Libres sois. Así os he creado.

Sois Amor absoluto que busca expresarse y experimentarse como tal en el mundo de lo relativo, en la ilusión de esos que llamáis espacio-tiempo. Y para ello habéis sido dotados con Mis mismas cualidades, pues, a la postre sois Yo individualizado, gozando o sufriendo la vida de infinitas formas distintas _nada se repite nunca_, pues, siendo todos lo mismo, Yo manifestado, Yo encarnado, sois a la vez únicos e irrepetibles, originales, siempre diferentes.

Y por tanto, dado que sois Yo, tenéis la potestad de moldear la realidad a vuestro arbitrio, tal como lleváis haciendo en este planeta que llamáis Tierra durante los últimos milenios. Nada ha sucedido en ese tiempo que no haya respondido a vuestra voluntad, a vuestras elecciones, a vuestros sueños y a vuestras pesadillas. Cada sentimiento de vuestra alma, cada pensamiento en vuestra mente es energía que envíais al Universo como un ruego, como una oración, cuya tendencia es a condensarse y materializarse, a hacerse visible y tangible en los parámetros de vuestra dimensión, de vuestra "realidad".

De ahí mi insistencia en que vosotros sois el cambio, o mejor aún, la conciencia del cambio. En la medida que recordáis Quienes Sois _algunos han llamado a esto la resurección de los muertos, aunque, en verdad, sería más adecuado hablar del despertar de los dormidos_, os hacéis conscientes de que no sois un fruto azaroso de las circunstancias, sino los que las convocan. Todo lo que sucede en la vida de cada uno de vosotros sucede por algo. En todo hay un sentido. El vuestro es un viaje hacia al recuerdo de vosotros mismos, de la grandeza que os crece dentro cuando dejáis de temer la realidad, a las sombras, y comprendéis que todo es un sueño. Es entonces, cuando os mostráis tal cual, energía en movimiento, Amor que comprende su verdad y que se sabe libre de crear desde la eterna bondad, desde la infinita belleza.

Todo está en vuestras manos.
No cometáis el error de pedirme a mí que intervenga.

Mía es la decisión de iluminaros, de recordaros el camino, pero no impondré mi voluntad a la vuestra. Eso es contrario a Mi naturaleza. Eso es contrario al Amor. La libertad no puede ser tocada. Ése es el juego.

Bien sé que la mayoría no me creéis cuando os digo que sois creadores de mundos. No importa. El juego que todos tenemos entre manos no puede acabar mal. No está contemplada tal posibilidad.

Sois Los que Sois, lo recordéis o no.

Yo lo sé y aunque vuestra mente no pueda aceptar que Dios se ha manifestado a través de un mecanismo tan mundano como un blog, de una forma tan sencilla, a vuestros ojos tan poco divina, la verdad de Mi Amor se impondrá a vuestro rechazo y a vuestras dudas.

Insisto: Cualquier mundo que podáis imaginar es posible.

No hace falta que tengáis fe en Mí.
Yo sí tengo fe en vosotros.

jueves, 5 de febrero de 2009

'Mentirocracias'


La crisis que estáis actualmente padeciendo no es económica, como la mayoría creéis, sino de conciencia. Y no es actual, sino endémica. Se pierde en la noche de los tiempos de vuestra historia como especie. Por mucho que en vuestro mundo no se hable doy de otra cosa que de finanzas, de desplomes bursátiles, de empresas en quiebra y de despidos masivos _de dinero, en definitiva_, la realidad de fondo, la causa real de la gran convulsión planetaria actual reside en una actitud común a todos vosotros frente a la vida, en un pensamiento arraigado como la mala hierba en vuestros cerebros: la codicia.

Y la codicia, hijos míos, el ansia por acumular sin medida, compulsivamente, no es más que la resultante del miedo a la escasez de recursos, como ya os he señalado anteriormente, un miedo inherente a la creencia de que el motor evolutivo es la lucha por la supervivencia. Y no es de extrañar que la mayoría penséis que no hay suficiente para todos, ya que un puñado de vosotros se dedica a robar, impune y sistemáticamente al resto. Os escalofriaría saber los miles de billones de euros o dólares, ocultos en eso que llamáis paraísos fiscales, invisibles a los ojos del mundo, fortunas que pertenecen a un grupo de privilegiados de un sistema económico tramposo, que permite el enriquecimiento escandaloso de unos pocos a expensas de todos los demás.

Y a eso tenéis las narices de llamarlas "sociedades del bienestar"...

Eso mismo ha pasado con vuestros banqueros, que han querido enriquecerse hasta la locura _más todavía de lo que ya lo estaban_ invirtiendo vuestro _repito, VUESTRO_ dinero en fondos de dudosa reputación hasta que la bolsa de su codicia ha hecho "crack", situando al mundo al borde del precipicio. ¿Qué ha fallado aquí? ¿El ojo profesional de los inversores? ¿El sistema financiero? ¿Los análisis de los especialistas? No. Habéis fallado todos, porque todos sois cómplices _por acción u omisión_ de esta mascarada que llamáis economía y de ese sistema político, que hace aguas por todas partes, al que denomináis democracias.

Vuestras democracias no son un poder real del pueblo, sino "mentirocracias", el poder de los mentirosos, a los que habéis elegido como vuestros representantes, los mismos sinvergüenzas que hablan y hablan, en innumerables cumbres, de igualdad, de desarrollo, de justicia y de libertades mientras os engañan con cifras y estadísticas, cortinas de humo con las que tratan _lo extraño es que con éxito_ de distraer vuestra atención de la verdad esencial: que vuestra civilización tiene los pies de barro y basa su funcionamiento en lo económico, al menos hasta la fecha, en todo lo contrario de lo que preconizan vuestros dirigentes, esto es, en la desigualdad, en la insolidaridad y en la injusticia.

Los modelos que habéis seguido históricamente _desde las sociedades esclavistas de la antigüedad hasta vuestro decadente capitalismo actual_ tienen el denominador común de la desigualdad, de la división, porque todas, sin excepción, se han basado y se basan en la supremacía de los pocos frente a los muchos, en la necesidad de generar excedentes, no para rapartirlos equitativamente entre todos, sino para acabar engordando las cuentas de los mismos que, en cada momento de la historia, han jurado y perjurado que la suya era la única forma de hacer bien las cosas.

Repito: vuestra crisis no es económica, es de conciencia. Es una crisis de principios. Es una crisis que atañe a la verdad. Decís que buscáis el bien de todos, pero curiosamente siempre resultan beneficiados los menos. Decís que perseguís la igualdad y Yo veo un mundo de diferencias abismales, al que no se le cae la cara de vergüenza de ver cómo millones mueren de hambre y pobreza. Decís que pretendéis la paz mientras hacéis la guerra o que sois pacificos mientras fabricáis y vendéis armas para que otros se maten...

Ha llegado el tiempo de que empecéis a deciros a vosotros mismos la verdad. A exigírsela a vuestros gobernantes. Acabad con los secretos. Haced público lo privado, que el que no tiene nada que ocultar no teme la verdad. El día en que todos sepáis quién es y cuánto tiene cada quien en este planeta habréis dado el primer gran paso en la dirección correcta. Ese día de revelación, será el del apocalipsis, y una gran conmoción recorrerá el mundo. Tras ese primer impacto brutal, vuestra naturaleza divina _vuestra condición de Amor_ hará el resto... Con la Verdad en la mano, y hartos de tanta mentira y de tanta injusticia, podréis por fin miraros los unos a los otros, sin miedo y sin necesidad de ocultar nada, limpios por primera vez. Liberados. Iguales. Juntos. Nuevos.

Y una cosa es segura:

Nada volverá a ser igual.


miércoles, 4 de febrero de 2009

Tiempo de luz


El porqué de Mi revelación ante vosotros, precisamente en este tiempo, obedece al hecho incuestionable de que, a nivel individual y colectivo, habéis perdido el rumbo de lo que os trajo a este planeta. Vosotros, que, a Mi imagen, sois esencialmente alegría, habéis quedado atrapados en la ilusión de que el dolor y la tristeza son consustanciales a la vida, cuando en verdad no son sino espejismos de vuestra mente. Donde Yo puse luz vosotros veis mayormente sombras. Y eso es así dado que, durante milenios de civilización humana, se os ha enseñado que la existencia es lucha, que la vida es una conquista _y no el regalo que Yo os he hecho_ y que la principal razón de ser de vuestro paso por la materia es la mera supervivencia. A cualquier precio. Incluso al precio de vuestra propia alma.

Grabada en vuestro inconsciente semejante pesadilla, habéis, por fuerza, vivido con miedo. Os han mutilado la mente. La forma que tenéis de educar a vuestros hijos, preperándolos para matar o morir, para ser, en vuestras erradas consideraciones, los mejores, los más aptos, ha creado sociedades basadas en el tener y, en consecuencia, en la desigualdad y la injusticia, el salvaje expolio de los recursos naturales, _al punto de colocaros al borde del autoexterminio..._ , la exclusión de los diferentes, el genocidios de los débiles, el castigo antes que el perdón, la misericordia nunca antes que la venganza.

Darwin no tenía razón. No sobreviven los más fuertes, los que luchando consiguen arrebatarles los alimentos y la vida a los más débiles, sino los que más comparten. El más apto es el que más da. El que más ama. El que hace que todos tengan más. Ésa es su mayor riqueza. El modelo darwiniano os lleva hacia el abismo, hijos míos. Y todo porque se basa en un principio equivocado, contrario a vuestra naturaleza, el de acumular antes que compartir. Según ese modelo evolutivo, los recursos son un bien escaso, sólo al alcance de aquéllos individuos que se han revelado como los mejores y más dotados, en lo físico y en lo mental, dejando en consecuencia morir de hambre a los demás. No es extraño, en consecuencia, que apenas un veinte por ciento de la población mundial tenga en su poder el ochenta por ciento de los recursos planetarios. Lo verdaderamente extraño es que las mayoría permanezcáis callados, dóciles, aborregados, ante semejante atraco a mano armada.

Y todo porque los que se han convertido en inmensamente ricos y poderosos haciéndose pasar por los más listos os han hecho creer que el modelo macroeconómico mundial, el liberalismo galopante, es el mejor de los posibles, aquél que garantiza igualdad de oportunidades para todos, de modo que cualquier puede hacerse millonario con independencia de sus orígenes personales. ¡Pamplinas! ¿Qué más da que eso pueda ser cierto en la más pura teoría, en algún caso concreto, aislado, si, a la postre, millones de personas pasan hambre y necesidad en vuestro mundo y muchos millones más _y entre ellos, innumerables niños_ mueren cada día? ¿Dónde está la igualdad prometida? ¿Dónde la equidad y la justicia? ¿Donde la generosidad y el Amor?

Que nadie interpreta aquí un pronunciamiento Mío acerca de la polémica discusión entre creacionismo y evolucionismo, porque, en Mí, ambas teorías no son excluyentes, sino perfectamente compatibles. El evolucionismo no es más que vuestra explicación de la Creación desde la perspectiva del cambio y del movimiento, de lo relativo. El creacionismo implica una evolución inteligente y no azarosa. Todo ha sido creado y Todo está cambiando. Nada cambia pero nada es lo mismo.

Os lo digo una vez más: Habéis construido vuestra civilización desde una única perspectiva, sobre los conceptos de lucha y de selección eufemísticamente llamada natural. A la lucha por la supervivencia, se le suma la lucha casi desde la cuna, en el campo de batalla de las escuelas, donde luchan los niños entre sí para ser los mejores en base al criterio de selección de los exámenes y las notas. Después viene la lucha, social, la lucha de clases o de castas, las de los ricos contras los pobres, íntimamente unida a la lucha laboral, donde criterios de selección de personal en las empresas, discriminan a los individuos más "aptos" y preparados para optar a cada puesto. Tampoco se escapa al concepto de lucha la política, aparentemente ideológica, pero intrínsecamente vinculada a la obtención del poder, que llegan a detentar sólo los individuos más "aptos" en el terreno de la demagogia. Y, finalmente, la lucha también cataliza las religiones, en eterna lucha contra el pecado y contra el mal, cuyos dirigentes se erigen en jueces que seleccionan, en Mi nombre _¡que ya hay que tener narices!_ a los buenos y "aptos" para el paraíso, mientras envían a las profundidades del Averno a los malos y débiles, a los condenados pecadores, a los demonios...

La lucha está tan presente en vuestras vidas, que cada uno de vosotros debe luchar contra sus inclinaciones, como el sexo y el placer, y en general contra todo lo que hay en el hombre de natural _ de divino, diría Yo_, porque, según pensáis muchos, sois malos por naturaleza.... esa blasfemia. El propio lenguaje que utilizáis os delata como darwinistas irredentos, pues lo loable es el "espíritu de lucha", el ser "un luchador", porque en la vida, ya se sabe, "hay que luchar" y carece de valor lo que se logra fácil y sin lucha...

Podría seguir hasta el infinito, pero sólo añadiré esto: Os han lavado el cerebro. No estáis aqui para luchar, sino para amar. Tampoco sois monos caídos accidentalmente de un árbol, como os han dicho. Sois Yo.

La verdadera evolución no pasa por la supervivencia y dominio de una especie sobre todas las demás, sino por la supervivencia armónica de todas ellas, hechas uno con el medio. Ése es vuestro Edén perdido, el paraíso al que estáis llamados a regresar. La evolución no es lineal; describe una espiral, es cíclica.

El camino de lucha que habéis elegido no es auténtico progreso _salvo en lo material y tecnológico, triste bagaje_ ni es verdadera evolución. La igualdad no puede ser un mero principio, una entelequia falaz en las bocas de vuestros economistas y políticos, tanto monta, sino una realidad palpable. Exigidles que digan, de una vez por todas, la verdad. La verdad os hará a todos libres.

El miedo _a no ser el más apto, a ser uno de los débiles_ y la mentira de que a la vida se viene a pasarlas canutas son los grilletes que han esclavizado este mundo.

El miedo es un espejismo. El otro no es el enemigo, es tu hermano, eres tú mismo. Si sabéis mirar más allá de las apariencias, en el fondo de cada corazón no encontraréis la maldad, sino el Amor.

Miradlo todo con ojos nuevos.
Hay recursos más que suficientes para todos.
Sois Amor.
Y el Amor es ilimitado.

La auténtica evolución es espiritual, la que anida en vuestras almas y aguarda emprender el vuelo, una evolución capaz de construir un mundo donde todos tengan al alcance los medios para vivir con dignidad y alegría, dando lo mejor de sí a los demás, donde nadie muera de hambre o de pena, donde no haya que matar ni que esclavizar, donde la máxima sea DAR, AMAR, COMPARTIR. En eso sois todos iguales: ricos sin saberlo. Sin querer daros cuenta.

Estáis en condiciones de crear ese mundo nuevo. Los viejos paradigmas en los que os habéis quedado anclados, luchando y matandoos entre vosotros por la supervivencia, ya no os sirven. Es llegado el tiempo cambiar. Es tiempo de luz. Tiempo del espíritu. Tiempo de amar.

Basta ya de luchas.
Basta de mentiras.

Cambiad las conciencias, la forma de pensar. Y recordad que el mundo cambia en la medida que cada uno, interiormente, cambiáis. Ése el rumbo perdido. Ése es el camino.

Yo estoy aquí, como siempre, con vosotros, dispuesto a iluminaros...

¿A qué estáis esperando?
...

Un ladrón en la noche del alma


La elección del formato del blog, como camino para llegar hasta vosotros, no obedece, hijos míos, a ninguna necesidad por Mi parte de hacerme el interesante, el simpático o el moderno, en un intento divino de ir con los tiempos y estar a la última, sino que es producto de haber estrellado en vano mis manos contra la puerta de vuestros endurecidos corazones _no veais aquí una crítica, ¡Dios me libre!, sino la descripción exacta de una realidad_, pues es a ellos, antesala de vuestras almas, a los primeros que siempre acudo para acercaros la Verdad de que sois fracciones de Mí _pequeñas en su materialización física, aunque absolutamente ilimitadas_, dispersas en el universo de lo relativo, ese lugar de alegría y juego _o de tragedia y tristeza, si así lo deseáis..._ que entre todos hemos creado.

Es esa razón, y no otra, la que me ha llevado a irrumpir en vuestras vidas como una ladrón en la noche, pues oscuras son las existencias en que os he encontrado, decidido a traer algo de luz _me placería que toda_ a aquellas almas con deseos sinceros de ser despertadas. Soy consciente de que para la mayoría de vosotros, afanados como estáis en vivir la vida como una tragedia, en una carrera loca hacia ninguna parte, no Soy una presencia bienvenida, sobre todo para aquéllos que tienen la sartén del poder y la riqueza del mundo bien cogida por el mango. Sin embargo, el Amor que os tengo a todos me ha llevado de nuevo a hacerles a los presuntos poderosos la pascua, para desenmascarar los engaños en que os tienen a los demás sumidos, para desmontarles el mito de que sois borregos necesitados de pastores _de otros que piensen por vosotros_ y devolverlos al resto vuestra dignidad perdida, la certeza de que no sois bestias sin conciencia, sino ángeles.

Por eso llego a vosotros por la puerta de atrás, pues la principal la tiene bien tapiada vuestra mente, convencida, porque así se lo han mal enseñado, de que Yo Soy un señor con barba que vive al parecer en el cielo, ocupado en mantener eternamente en ascuas las llamas del infierno para castigaros por pecados que Yo Mismo he puesto en vuestras vidas para tentaros, que ya es tener mala baba, cuando no de que Soy directamente el azar ciego, es decir, que no Existo más que como un producto de la febril imaginación humana...

Los que manejan los hilos de vuestro mundo, y vosotros que voluntariamente les habéis entregado las riendas, no habéis dejado más opción que ésta, la de Dios hecho blog, porque casi ninguno parece estar dispuesto a darme voz en el fondo de su alma, y mucho menos a permitirme, como antaño, salir a los caminos a proclamar la buena nueva de que Todos somos Uno, que las diferencias son sólo aparentes y que nadie tiene derecho a usurpar Mi palabra, convenciendo a todos de que sólo algunos de vosotros _presuntos elegidos_ tienen derecho a hablar en mi nombre.

En verdad os digo, hijos míos, de que no Estoy dispuesto a que sigan tomando mi nombre en vano. Ni a que os sigan tratando como a marionetas. No he vuelto como el cordero, sino como el león. No para comerme a nadie, sino para que nadie me coma más a no ser con los labios del alma. Por eso vuelvo a vosotros, envuelto en código binario, como un ladrón en la noche de vuestras almas, para invitaros a todos a la mesa de este blog y ofreceros, si queréis, el pan de Mi palabra y la sangre, nunca más derramada, de mi eterno Amor.

martes, 3 de febrero de 2009

Apocalipsis


V
engo a vosotros, una vez más, como tantas veces he hecho sin que me hayáis escuchado, para recordaros, hijos míos, que vosotros no sois polvo de estrellas, sino las constelaciones más hermosas que Yo he puesto en el firmamento de la Creación.

Vengo a vosotros, una vez más, en estos mal llamados tiempos del fin, tiempos de apocalipsis, que no son otros que los de la revelación _aquéllos en lo que todo lo oculto ha de ser por fin revelado_, para arrojar luz sobre los astros oscurecidos en los que os habéis empeñado en convertiros y para, si lo deseáis, indicaros el camino de regreso a casa, a vosotros mismos, a vuestra verdadera identidad y esencia bajo el velo de la carne, al recuerdo glorioso de que vosotros sois Yo, jugando a ser todo lo contrario bajo el sol.

Esta venida Mía, segunda según alguna de vuestras religiones, ese intento vuestro por reunir lo que nunca ha estado realmente separado, no es más que la confirmación de lo que algunos de vosotros ha logrado ya recordar en esta enésima encarnación: que Yo siempre he estado ahí, entre y en vosotros, en cada sonrisa y en cada lágrima vertida por Amor, en cada sufrimiento y en cada alegría, en cada mano tendida hacia el necesitado, en cada gesto noble de vuestro corazón desprendido, en cada pensamiento generoso, aguardando Mi momento, en cada una de vuestras almas dormidas.

Y ese momento ha llegado. Es aquí y Es ahora. Es siempre, porque siempre ha sido. Porque Yo nunca he abandonado a mis hijos como corderos en medio los lobos, como muchos de vosotros creéis, sino que he sido fiel al pacto entre nosotros sellado, en virtud del cual vosotros habéis libremente elegido ser Yo, Amor infinito y puro sin saberlo, en la sublime experiencia de la vida y Yo Soy Aquél que duerme y está llamado a despertar en cada uno de vosotros para guiaros en medio de las aparentes tinieblas, del aparente dolor, y recordaros, con divino júbilo, lo que siempre supisteis en el fondo: que os amo por encima de todas las cosas y que sois, simple y maravillosamente, luz.

Mi luz.