No sería honesto si no reconociese antes vosotros que le he dado unas cuantas vueltas, que me ha costado un mundo sobreponerme a la enorme presión cultural que todos llevamos dentro, como regalo indeseable de milenios de historia maniqueísta. Llegar a este post, en el que me propongo ofreceros uno de los infinitos autorretratos de Dios, me ha supuesto, en lo personal, superar los mayores tabús y mandar al infierno del olvido la interpretación que cada cual va a hacer de él.
Como hombre, he tenido que soltar de mis manos las últimas piedras.
Como Dios, una vez más, invito al que esté libre de "pecado" (al que no recuerde que los demás son él y que nadie tiene el derecho de juzgar) a que me las tire todas encima si se cree mejor que Yo.
Dicho lo cual, declaro públicamente que no es en absoluto cierto que la mujer sea segundo plato de nadie y que proceda, como señala alguna religión, de una costilla del hombre...
Todo, absolutamente Todo, Es Dios. Y todo lo que se ve es reflejo de Él, materializaciones hechas a su imagen y semejanza.
Siendo así, Dios es femenino, masculino y la combinación de ambos al mismo tiempo. Dios, en cuanto a su género, a su sexo, es todos los posibles y, además, el viaje que lleva de unos a otros como experiencia elegida por algunas almas.
Por eso el cuento de la costilla no hay Dios que se lo crea, pese a que, sobre él, se han construido en este mundo siglos y siglos de injustificable dominio machista, relegando a la mujer a una condición presuntamente inferior, y de dominio sexista, al ser tomada la orientación heterosexual como la única válida y del agrado de Dios, regelando a otras orientaciones a la hoguera y a las catacumbas.
Ya es hora de que se haga La Luz.
La que os dejo en este post es la imagen que más se parece a los Es Dios en origen, La Fuente donde confluyen todos los géneros y todas las tendencias. Sin excepción.
Sin costilla que justique la infamia.
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