Estudia para no tener que follar tanto. Folla, como parte de su trabajo de actor, para no tener algún día que trabajar. Y aún saca tiempo _nadie sabe de dónde_ para dirigir, postproducir, maquetar y diseñar contenido audiovisual adulto, tanto para sus dos webs (PlaceresVirtuales y PorNOaburrirse), la primera de las cuales recibe entre 45.000 y 50.000 visitas diarias, como para alguna empresa de despedida de solteros, todo ello sin descuidar en lo posible a la familia, los amigos, la novia cuando la tiene _la mayor parte del tiempo_ y a sí mismo.
En apenas un mes empieza un proyecto de repercusión histórica, el rodaje de O divino ferrete, primera película porno que será rodada en el idioma de Rosalía, manda carallo…, y que ha logrado romper tabús y perjuicios al hacerse con el apoyo y colaboración de nombres de la cultura convencional gallega, como el grupo de música Heredeiros da Crus, el diseñador Gonzalo Vázquez, Xavier Cid, Yolanda Zúñiga…
Totó García, nacido en Ferrol hace 28 años, poseedor de un Premio Ninfa (los Goya del porno español) y dos nominaciones más, es niño grande y adulto prematuro, pues como hombre conserva todavía la frescura y una cierta inocencia _la pasión de vivir_ propias de la infancia, una infancia en la que, sin embargo, mostraba una sorprendente visión madura de la existencia cuando, por ejemplo, hacía comentarios de tipo técnico (“Yo, para esta película, habría elegido a esta otra actriz” o “Mejor un plano picado para esta escena”) cuando, en lugar de dejarse llevar y correrse sencillamente de gusto, visionaba,rodeado de amigos en la fechoría, una peli porno de estraperlo, sisada con premeditación y alevosía del fondo de armario del padre despistado de turno…
Su idilio con el porno es, pues, amor a primera vista y vocacional… No escarceo de una noche cualquiera, un polvo triste de los de pirarte nada más descargar, sino romance vitalicio, pues este actor gallego hace lo que ama y ama lo que hace, no como excusa para echar más polvos que nadie, sino para revestir de dignidad a un tipo de cine, que muchos ven por detrás, porque no está bien visto, y critican por delante, que es lo que queda bien…
Pero a él sólo le interesa lo que queda bien en cámara y no lo que piensen de él. Que el polvo sea más que polvo y se vuelva magia cinematográfica, que el gemido jamás recuerde a un robot, que el rostro de placer no parezca una caricatura que denigre la belleza natural del sexo. Y si puede ser, que el cine logre el milagro de tocar y remover conciencias, de quitarle a los coños y a las pollas las telarañas de los perjuicios morales, la herrumbre y maldición de las costumbres presuntamente correctas. ¡Eso ya sería la polla!...
Por eso, consciente de que muchos hombres sueñan con ser como él, les anima a “que se lo piensen si es vocacional, pero que no lo hagan sólo por follar, porque los rodajes son muy duros” más allá de las erecciones. La vida del actor porno tiene _incluso fuera de los platós_ sus inconvenientes, tantos como para no desvelar su identidad a la chica con la que se va a la cama cualquier noche de juerga, ahora que no tiene pareja, ya que “las que me reconocen convierten el encuentro sexual en un casting, en el que se esfuerzan por demostrarme sus habilidades, con lo que se pierde la naturalidad”.
Y por eso sus fantasías no cumplidas _pues también él las tiene_ son la realidad del hombre normal, justo el que paradójicamente sueñan con ser como él, un “tipo de relaciones estables”, nada dado al picoteo: “Me pone el polvo más lento, suave, más sentido y menos mete-saca y cañero que el del porno” . Y mejor fantasía aún, la de situar ese polvo _esencialmente romántico_ en alguna playa paradisíaca, que sería, para Totó, el no va más.
Sólo empujado por mí a desvelar su lado más canalla, confiesa sin problema el deseo íntimo de “ser sultán de un harem, con quince tías dedicadas en cuerpo y alma a mí”. Es su gran fantasía junto a la de no tener algún día que trabajar.
Por el sencillo gusto de no tener que hacer nada. Nada más que lo que le plazca...
Sencillamente vivir.
En apenas un mes empieza un proyecto de repercusión histórica, el rodaje de O divino ferrete, primera película porno que será rodada en el idioma de Rosalía, manda carallo…, y que ha logrado romper tabús y perjuicios al hacerse con el apoyo y colaboración de nombres de la cultura convencional gallega, como el grupo de música Heredeiros da Crus, el diseñador Gonzalo Vázquez, Xavier Cid, Yolanda Zúñiga…
Totó García, nacido en Ferrol hace 28 años, poseedor de un Premio Ninfa (los Goya del porno español) y dos nominaciones más, es niño grande y adulto prematuro, pues como hombre conserva todavía la frescura y una cierta inocencia _la pasión de vivir_ propias de la infancia, una infancia en la que, sin embargo, mostraba una sorprendente visión madura de la existencia cuando, por ejemplo, hacía comentarios de tipo técnico (“Yo, para esta película, habría elegido a esta otra actriz” o “Mejor un plano picado para esta escena”) cuando, en lugar de dejarse llevar y correrse sencillamente de gusto, visionaba,rodeado de amigos en la fechoría, una peli porno de estraperlo, sisada con premeditación y alevosía del fondo de armario del padre despistado de turno…
Su idilio con el porno es, pues, amor a primera vista y vocacional… No escarceo de una noche cualquiera, un polvo triste de los de pirarte nada más descargar, sino romance vitalicio, pues este actor gallego hace lo que ama y ama lo que hace, no como excusa para echar más polvos que nadie, sino para revestir de dignidad a un tipo de cine, que muchos ven por detrás, porque no está bien visto, y critican por delante, que es lo que queda bien…
Pero a él sólo le interesa lo que queda bien en cámara y no lo que piensen de él. Que el polvo sea más que polvo y se vuelva magia cinematográfica, que el gemido jamás recuerde a un robot, que el rostro de placer no parezca una caricatura que denigre la belleza natural del sexo. Y si puede ser, que el cine logre el milagro de tocar y remover conciencias, de quitarle a los coños y a las pollas las telarañas de los perjuicios morales, la herrumbre y maldición de las costumbres presuntamente correctas. ¡Eso ya sería la polla!...
Por eso, consciente de que muchos hombres sueñan con ser como él, les anima a “que se lo piensen si es vocacional, pero que no lo hagan sólo por follar, porque los rodajes son muy duros” más allá de las erecciones. La vida del actor porno tiene _incluso fuera de los platós_ sus inconvenientes, tantos como para no desvelar su identidad a la chica con la que se va a la cama cualquier noche de juerga, ahora que no tiene pareja, ya que “las que me reconocen convierten el encuentro sexual en un casting, en el que se esfuerzan por demostrarme sus habilidades, con lo que se pierde la naturalidad”.
Y por eso sus fantasías no cumplidas _pues también él las tiene_ son la realidad del hombre normal, justo el que paradójicamente sueñan con ser como él, un “tipo de relaciones estables”, nada dado al picoteo: “Me pone el polvo más lento, suave, más sentido y menos mete-saca y cañero que el del porno” . Y mejor fantasía aún, la de situar ese polvo _esencialmente romántico_ en alguna playa paradisíaca, que sería, para Totó, el no va más.
Sólo empujado por mí a desvelar su lado más canalla, confiesa sin problema el deseo íntimo de “ser sultán de un harem, con quince tías dedicadas en cuerpo y alma a mí”. Es su gran fantasía junto a la de no tener algún día que trabajar.
Por el sencillo gusto de no tener que hacer nada. Nada más que lo que le plazca...
Sencillamente vivir.
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(Artículo publicado en www.laguiacanalla.com)
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