Quizás sea la lluvia _no sé_, que me trae sin querer nostalgias de Galicia, de veladas, tuyas y mías, que están por venir frente a la lareira (*) de los sueños... O quizás sea la edad, que, como es bien sabido, no perdona y me hace verme repentinamente viejo en el espejo de esta vida... Sea como sea, la cuestión es que yo, que soy habitualmente carne de carretera, por vocación ave de paso, sólo hombre por accidente, de pronto ansío la quietud. De repente, pretendo el reposo.
El porqué no lo supe hasta ayer, en que Dios, harto sin duda de mis exasperantes y reiteradas peticiones, no aguantó más y, echando chispas divinas, hecho un miura lumínico, subió desde el corazón a mi cabeza para cantarme las cuarenta en arameo y gritármelo, bien alto, en el epicentro de la frente...
_¡Despierta de una vez por todas, chaval! _me espetó, cariñoso, como siempre, pero absolutamente firme_. ¿No te das cuenta, alma cándida, que lo que insistes en seguir pidiéndome ya te lo he concedido hace tiempo?...
Así es. Dios, para variar, llevaba razón: Todas las cosas importantes que he querido, todo lo esencial que alguna vez he soñado... Todo lo he obtenido.
A saber:
· Yo, que me crié básicamente en soledad, niño-pulpo y aburrido en el garaje de la sosez adulta, soñé con la algarabía y la fanfarria de las grandes familias, con hijos que no creciesen solos como yo… ¡Y aquí me tenéis, hecho un Ruiz Mateos!...
· Yo, que, en mi primera infancia, me quedé atrapado en un burbuja de vergüenza cuando los mayores, con buena intención, me hacían sentir torpe, sucio, vago, lunático, disperso, enfermizamente soñador y por todo ello, bicho raro sin referentes y atrozmente mutilado en mi capacidad de amar, soñé con ser alguien algún día y poder amar a cualquier distancia, tal y como dice el tema principal de la película Hércules, que tanto me place… ¡Y vaya si lo logré, gracias a ti, tú bien sabes, que te amo incluso en la imperfección, en el desencuentro, en el silencio más oscuro, en la indiferencia y en el rencor!... ¡Incluso cuando tú te odias!...
· Yo, que me juré a mi mismo ser portavoz de un mensaje que, al menos a un ser en esta vida, le trajese una luz nueva, la esperanza de que la tristeza es pasajera y que la peor de las soledades puede ser compartida… ¡Ahí estás tú, mariposa en ciernes, estrenando alas en un cielo nuevo!...
· Yo, que me dejé hasta el último átomo de piel en los laberintos donde me encerraron mis miedos aprendidos, pedí la gracia de resucitar algún día del hielo … ¡Y puedo presumir de haber sentido tus besos y tus tactos más allá de los delirios!...
· Yo, que, por carecer de habilidades conocidas y por desinterés congénito de los asuntos mundanos, siempre quise conocer el sentido profundo y oculto de las cosas, saber la respuesta a todas a las preguntas esenciales (¿Quién soy?... ¿De dónde vengo?... ¿A dónde voy?)… ¡Hoy, a Dios gracias, la sabiduría de alma me ha sido concedida!…
. Y yo, que soñé con un mundo nuevo, espiritualmente evolucionado, humanamente primitivo... gozo del impagable privilegio de la incomprensión general y del común rechazo, la certeza de ser azote de lo viejo y precursor convencido _precisamente por ausencia de aplausos_ de ese mundo que ya está aquí.
A esta nueva luz, la de sentirme creador _tardón, pero efectivo_ de la realidad más hermosa y más oscura de mi vida, no puedo pedir nada más que una lareira junto a ti, donde descansarme de mis olvidos, donde compartir la alegría y el placer, dondeVIVIR _si así te place, contigo_ lo que ya sé , todo lo que quise saber, y donde dar las gracias a mí, a ti, a Dios, a Todos…
Por la magia de la vida.
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(*)Lareira: Fuego, donde cocinar y en torno al que reunirse, en el hogar tradicional gallego. Aclaración en mi post número 100.
3 comentarios:
Bello. Como tú. Mucho más de lo que imaginas. Acepto 'lareira' como edén eterno a compartir contigo.
TAI.
¡¡¡Ay, Dios mío, que me me da un yu-yu, mismamente un infartoooo!!!
¡Sólo han hecho falta 100 post para un comentario!...
¡Y que comentariooooo! Por uno como el tuyo, como tú, merece la pena escribir otros mil.
Me lo tomo como regalo de mi centenario. Nos vemos, siempre, en nuestra "lareira".
YTTAI
Pero mira que eres ganso, Bombónido de la pradera... ¡Ja, ja, ja, ja!...
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