martes, 18 de enero de 2011

Sencillamente extraordinario

Los hombres aman las complicaciones,
pero Dios vive en la extrema sencillez.

Lo que el hombre, por elección, experimenta como tragedia
es risa en el corazón de Dios.

En la tragedia anida el dolor. Y el dolor,
con permiso de Benedicto, no es el camino.

Las complicaciones que tanto gustan a los hombres,
porque les han enseñado que vencerlas les hace grandes,
son absolutamente innecesarias...

Lo extraordinario reside siempre en la sencillez.


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